Crónica de la Tucanada
Fin de semana 21–23 de noviembre en Altea
Por fin llegó la fecha marcada en rojo en el calendario cinero: la última Tucanada de 2025.
Tres veleros —Fulano, Mengano y Zutano—, amarrados en el Albir Marina, aguardaban a los tres patrones y a los 12 cineros que se habían lanzado a vivir un fin de semana de navegación, convivencia y buen ambiente.
Viernes: reencuentros, previsiones… y cena de capitán
A lo largo de la tarde, las tripulaciones fueron llegando al puerto. Una vez hechas las compras para sobrevivir a los inevitables ataques de hambre navegante, nos reunimos todos en La Casa del Mar para la primera cena del viaje.
Fue un momento perfecto para ponerse al día, reír, comentar la jugada del sábado y, por supuesto, disfrutar de las raciones y postres magistralmente seleccionados por Susana (que volvió a demostrar que tiene un máster en elegir bien).
Durante la noche el viento no quiso descansar, así que sopló con ganas para ir avisándonos de que el fin de semana iba a tener de todo.
Sábado: regata, bordos y rumbo sur
A primera hora, Mengano, patroneado por Susana, zarpó para participar en la regata de los 5 Clubs (celebrada en Campomanes), logrando un séptimo puesto en su categoría.
Mientras tanto, los otros dos tucanas —los de Cosme y Ramón— pusieron rumbo sur aprovechando el viento favorable. La jornada fue una delicia: navegación costera tranquila, tiempo para familiarizarnos con los barcos, afinar maniobras y disfrutar del paisaje.
Al caer la tarde, llegamos a Villajoyosa, donde pasamos la noche. La cena volvió a ser un festival de anécdotas, bromas y análisis tácticos… y otra vez Susana volvió a triunfar eligiendo raciones (jejeje).
Después, algunos valientes se lanzaron a explorar los antros locales —por ciencia náutica, claro— mientras el resto buscaba la tranquilidad de los barcos.
Domingo: calma, cambio de tripulaciones… y el momentazo del finde
El parte meteorológico anunciaba un domingo soleado y con muy poco viento hasta las 11. Así que, con espíritu aventurero, propusimos cambiar tripulaciones entre barcos.
El motivo oficial: que solo Mengano llevaba asimétrico.
El motivo real: la sospecha de que había barcos con más galletas de la cuenta.
Esto generó risas y acusaciones amistosas que animaron toda la mañana.
Salimos con rumbo a Altea con algo de mar de fondo y casi nada de viento. Aprovechamos para practicar tomas de boya, y hasta hubo quien se atrevió a darse un baño. Después nos dirigimos a La Mina, un fondeadero resguardado junto al puerto.
Y entonces… llegó EL momento.
A las 15:30, empezó a entrar un viento sur-sureste intenso, acompañado de buenas olas.
Lo que iba camino de ser una tarde tranquila se transformó en la mejor navegación del fin de semana: dos horas de pura delicia marinera, bordos, velocidad y sonrisas.
Solo por ese rato habría merecido la pena todo el viaje. Al menos para quien escribe estas líneas.
Despedida y regreso
A las cinco de la tarde ponemos rumbo a puerto. Toca recoger petates, abrazarse, hacer la foto de grupo obligatoria y emprender el camino de vuelta con el corazón lleno de mar.
Gracias a quienes lo hacen posible
En nombre de todos los participantes, queremos agradecer la generosidad, paciencia y buen humor de Susana, Ramón y Cosme.
Gracias por compartir vuestro conocimiento, por guiarnos y por mantener siempre vivo el espíritu cinero.
Porque sí:
Ha sido un fin de semana redondo, y el espíritu CINA ha estado presente en cada bordo, cada risa y cada brindis.
Firma: Antonio José Rodríguez