por Alfredo Calvo

Barco Beneteau Oceanis 50 Family, motor Yanmar 75 Cv

Día 6. Tres miembros de la tripulación:

• Fernando Bezares (patrón y CY)
• Carlos Segurado (segundo patrón y CY)
• Lorenzo Villanúa (tripulante y PY)

Llegan a la marina de San Miguel en Tenerife Sur y reciben el barco que habían llevado hasta allí un charter de rusos.

Un precioso Beneteau Oceanis de 50 pies, construido en el 2012. No lo han limpiado, ni le han reparado averías (tampoco tiene muchas). Lo avituallan y lo preparan para zarpar.

Día 7. Llega el último tripulante: Alfredo Calvo (CY).

El barco esta aprovisionado, con la tripulación completa y lista para zarpar, comienza su singladura yendo a la gasolinera a rellenar el depósito de gasoil. En los 100 mts que nos separaban, el motor se para unas 7 veces, cada vez que se ponía al ralentí. Decidimos volver al atraque y arreglar en problema antes de salir a disfrutar de los Alisios.

Avisamos al chárter y envía un mecánico que cambia el pre-filtro y nos deja uno de repuesto, por si volviera a suceder. Nos enseña también a purgar el circuito del gasoil.

Aprovechamos para cambiar la configuración del plotter, del ruso al español, no se entendía na, de na, y tuvimos que asaltar un barco del Este (encontramos un Polaco), despertamos al patrón que dormía frente al televisor, y que reconoce que sabía leer ruso. Le rogamos que nos ayudara a descifrar los mensajes de nuestro plotter  (al principio, un poco asustado por el asalto que le hicimos).

Día 8. Salida de Tenerife. Por la mañana, a las 8:00, rellenamos los 2 tanques de gasoil (aunque los indicadores decían que estaña a ¾, pero el gasoil rebosaba). Salimos del sur de Tenerife, de la Marina de San Miguel.

Para subir a Madeira, como había vientos alisios del NE de 15 nudos (como la experiencia nos enseña con rachas de un 50% mas), decidimos ir por el Oeste de la isla de Tenerife. Esta decisión fue un acierto, porque nos permitió acercarnos a ver los Gigantes en todo su esplendor, los valles que los rodean con su fabulosa y espectacular sensación tétrica/tenebrosa. Además, nos permitió relajarnos y no tener que empezar bregar con los Alisios, hasta después de comer, después de finalizar la visita a los Gigantes.

Día 10. La primera bordada, de unas 200 millas, nos llevo a unas 80 millas al oeste de Madeira (camino directo a Terranova), a 140 nm de Quinta Do Lorde.

Vientos sostenidos de F4 y F5 (14 a 18 nudos), llevábamos 2 rizos y el Génova. El barco subía muy noble, sin esfuerzo, hora tras hora, día tras día. Cada 6/8 horas había que recargar la batería de servicio poniendo una hora el motor a 1.200 rpm.

Día 11. Llegada a Quinta Do Lorde a las 14:20. Ducha, comida y visita turística por Funchal, con un coche alquilado.

Día 12. Salida de Quinta Do Lorde. En Madeira, las previsiones meteorológicas nos daban una ventana de 5 días con vientos favorables para llegar al Estrecho, así que decidimos aprovecharlo y suspendimos el día de turismo con el que veníamos soñando (las oportunidades hay que saber aprovecharlas).

Hicimos las reparaciones prioritarias: luz verde de proa que no lucía (un conector de bayoneta sulfatado), patines de la mayor sueltos, comprar y poner roldanas para el reenvío de los 2 rizos (que había que tomarlos a pie de mástil) y listos.

Nos vamos a la gasolinera a hacer gasoil, y ¡oh sorpresa!, entran 195 litros con solo 25 horas de motor, una media de casi 8 litros por hora. La ficha técnica dice que la capacidad total es de 235 litros, y los indicadores estaban igual que al salir de Tenerife. Un misterio que mediante sesudos cálculos trataremos de resolver más adelante, por ahora ¡seguimos!.

A las 19:00 salíamos de la bocana del puerto para probar nuestros arreglos, ¡y funcionaban!

Las primeras 300 millas, viento por la aleta/popa, solo con génova. Damos unos 5/6 nudos de velocidad real (sobre suelo, SOG en inglés), los 3 primeros días hicimos una media de unas 120 nm diarias. El motor se arranca solo para cargar las baterías, como en la subida a Madeira.

Travesía muy tranquila, con mar de fondo por el través y olas de 2 a 3 metros.

Día 12. A 250 nm del Estrecho, el viento empezó a caer como estaba previsto, pusimos velas + motor a 1.500 rpm. y directos al Estrecho.

La travesía tranquila y olas de mar de fondo del Norte aumentan, con una altura de entre 4 a 5 mts. El día 14 calculé olas de unos 8 mts de altura (debía de haber un buen carajal enfrente de la costa gallega).

Día 17. Cruzamos el Estrecho, al llegar a Tarifa con una punta de velocidad de 10,2 nudos (5,5 que daba el barco, y el resto la corriente que entraba en el Mediterráneo).

A las 14: estábamos repostando en la gasolinera de Gibraltar, contándole nuestra aventura al gasolinero, un tipo de La Línea muy simpático. Hemos llenado los tanques poquito a poco, porque desbordaba el gasoil desde el principio. En total 182 litros y una media de 3,25 l/hora. Esto ya es normal.

Al descargar la Meteo de los siguientes 5 días, en el tramo de Madeira a Gibraltar, cambiaban los vientos de dirección (de SW a NE), y se anunciaban vientos de 25 nudos en dirección a Madeira, ¡anda que si nos toca lidiar ese toro!, en lugar de venir silbando, solo con la génova, habíamos terminado en las Azores.

Día 18. Salida de La Alcaidesa (La Linea). En el Mediterráneo cambia nuestra buena suerte de vientos portantes, que nos ha acompañado desde Madeira, y por el contrario, empezamos a tener viento de proa. Del Estrecho a Almería, viento de unos 10 a 14 nudos ciñendo (vela y motor).

Día 19 Alboran y Cabo de Gata. Como es habitual al cruzar el mar de Alborán, Salvamento Marítimo a través de la emisora lanza un PAN PAN anunciando una embarcación neumática a la deriva. El PAN PAN indica unas coordenadas que indican una patera cruzando de Alhuceima a Almería. Al cabo de unas horas cruzamos en ese rumbo y vemos directamente un mercante que ha localizado la patera con su radar, ha hecho fotografías de la misma, y las ha enviado a Salvamento Marítimo (cuentan 38 personas). Un poco después aparece la embarcación de Salvamento Marítimo en la tarea de rescate.

Nos visitan calderones, o ballenas piloto.

Los inmigrantes de la patera tuvieron mucha suerte, unas horas después se formó una mar dura en el mar de Alborán y Cabo de Gata, que les hubiera costado un disgusto.

Nos preguntamos qué habríamos hecho nosotros si tropezamos con ella, porque a nosotros no nos funciona el radar, ni tenemos equipos para fotografiar desde lo alto a la neumática, ni enviarla por satélite. Imagínate que te acercas, se te agarran a la regala y se te montan 38 jóvenes desesperados y fuertes como mulos.

Unas horas después, al doblar el cabo de Gata, como estaba previsto, la gata nos saltó a la cara, y vivimos una noche con viento de proa sostenido de unos 30 nudos (desde las 17:30 del 19 a las 10:35 del 20), hasta que nos metimos en Garrucha.

Olas de 2,5 mts, cortas, de viento, que hacían que el barco cada vez que caía de la cresta al seno de la ola, diera continuos pantocazos (lo aguantaba bien), los rociones pasaban por encima de la capota y la luz blanca de alcance lo iluminaba todo con un color blanquecino (en realidad era espuma lo que nos pasaba por encima). Era un espectáculo, pero avanzamos penosamente, a no más de 2,2 nudos, con el motor a pleno régimen (se nos desgarro un poco el balumero de la génova antes de retirarlo completamente).

Día 20. Parada en Garrucha.En Garrucha nos recibió Alfonso, un amigo de Fernando, oficial de la marina mercante que compartió otra experiencia con él en Finisterre. Comimos y cenamos estupendamente. Una vez dormimos ya estabamos otra vez listos para continuar.

Como no habíamos repostado gasoil, y teníamos una garrafa de 30 litros para emergencias, decidimos echarlo en el deposito 2.

Día 21.  El siguiente cabo toca Cabo de Palos, que según la previsión meteorológica nos recibiría también con viento de proa. Preveyendo otra refriega al doblarlo, una vez pasada Cartagena, nos acercamos a la costa, junto al puerto de Portman, para bajar las velas con menos ola.

De la nada (en ingles: out of the blue), aparecen dos luces (verde y roja) de un buque encima de la popa (como si se nos viniera un autobús encima), a 4 metros de nuestra caña. Es la embarcación de Aduanas, que deambula como el barco del Judio Herrante (impenitente y sin destino): hola que tal ?, de donde vienen?, a donde van?, nombre de la embarcación? y enseguida nos desearon buen viaje.

Al doblar el cabo de Palos, viento de proa de 19 nudos, sostenido durante 24 horas. Después de lo Cabo de Gata, esto no es ná, podemos dormir tranquilos aunque se mueva un poco.

Con unas ganas locas de llegar, y aunque estaba ideal para avanzar haciendo bordadas (con 2 rizos), como teníamos la fecha del 21 para entregar el barco, se nos había soltado la roldana del pajarín del segundo rizo (no podíamos tomarlo), y andábamos ya cansados, motor a 2.000 hasta Denia.

Día 22 Llegada a Denia. Desde Alicante con vientos de 15 a 19 nudos hasta el cabo de la Nao, motor a 2.000 rpm y avanzando apenas a 4 nudos. Al pasar el cabo de la Nao, el viento baja, la ola se dulcifica y el barco, que ve que está llegando a su casa, se poner a correr alegre y juguetón a 6,5 nudos.

El gasoil es un misterio, llevamos todo el Mediterráneo, a casi 2.000 rpm y parece que solo baja el indicador del deposito 2. El indicador del depósito uno dice que sigue lleno, y según nuestros sesudos cálculos (de 1 litro/hora por cada 20 CV) 75cv / 20 = 3,75 l/h, por 81 horas de funcionamiento que marca el reloj del motor => ya deberíamos haber consumido 303 litros, y teóricamente solo llevábamos 235+30=255. Llenamos y entran 170 litros: ¿como?, ¿hemos hecho un milagro?

Ya solo queda atracarlo y descifrar el misterio del gasoil. Curiosamente no hay nadie del charter para recepcionar el barco, los propietarios están en el Caribe, y el encargado de la base de Denia no trabaja el domingo.

Datos Técnicos del viaje

 Video por Fernando Bezares